Prácticas pre-profesionales de medicina en Perú

(16.05.2011)

Al aterrizar  Lima sientes un poco de miedo, ese reflejo mental que te invade al pensar en países del tercer mundo: Suciedad, terrorismo, corrupción, comida contaminada. Después el viaje a través de la ciudad, pasando luces de neón, esquinas oscuras y casas no terminadas con techos de concreto: La impresión que uno tiene es la de estar viendo una mezcla entre EE.UU. y un lugar bombardeado.
Conocimos a Melva Delgado que vive en Monterrico. Melva llegó a ser nuestra "madre peruana", la que nos cuidó y nos aceptó con mucho cariño y nos trató igual como al resto de su familia. Su casa estaba abierta para nosotros, nos mostraron la ciudad y nos introdujeron en la cultura de este país tan maravilloso.

En algún momento después llega el primer día de trabajo en el Hospital del Niño. La sala de entrada nos hace pensar en una estación de trenes; niños, padres, médicos, todos corren de un lado a otro, por un instante tuvimos el deseo de dar la vuelta y salir de allí.

El Doctor Ramírez, que dirige la estación de cuidados intensivos, nos recibe en su oficina. Nos guia a la estación de niños quemados... Allí pasamos las primeras semanas de nuestras prácticas, acompañamos a los doctores en las visitas médicas y les asistimos en operaciones. Se nos permitió hacer intubaciones, instrumentar y vendar a los recién operados.

En Alemania los pacientes que han sufrido quemaduras son aislados manteniendo una higiene estricta, en este hospital encontramos hasta diez niños por habitación en ambientes sin aire acondicionado, sin contar con jabón ni toallas. Sólo la minoría de estos niños están asegurados, muchas veces los médicos compran los medicamentos para los pacientes de sus propios bolsillos. Las cuchillas de los bisturíes neumáticos para hacer transplantes de piel que, en Alemania son artículos desechables, se usan en el Perú hasta cincuenta veces; el material médico es caro.

Nos sentimos integrados. Sea una fisioterapista o el médico en jefe, todos se toman su tiempo para nosotros, están abiertos a las preguntas y personalmente interesados.
Después de dos semanas, nos trasladaron a Emergencia. Allí hay que hacer diagnósticos. Pudimos tener una buena visión general sobre enfermedades infantiles, que son las mismas que se presentan en un pais industrializado, pero con un esprectro mayor en cuanto a enfermedades infecciosas. Es necesario tener un buen conocimiento del idioma español para poder comunicarse con niños, padres y médicos a pesar de lo agitado del momento.

Siempre que queríamos, podiamos visitar otras estaciones en horas de consulta: La de cirugía cardiaca y abdominal, la estación de infecciones o la de genética.

La segunda parte de nuestra práctica nos llevó a Iquitos, una ciudad de 400.000 habitantes, situada en medio de la selva a orillas del rio Amazonas y sin las debidas conecciones por carretera. En el Hospital Regional de Iquitos se puede encontrar todos los tipos de estaciones, hasta la de neurocirugía. Aquí la carencia es todavía mayor que en la capital. No hay Tomógrafo axial computarizado, no es posible analizar los electrolitos, en el laboratorio sólo hay tres viejos microscopios y no hay ropa de cama.

Empezamos las prácticas en el consultorio de dermatología del Dr. Colán, un maestro excelente con mucha paciencia. En corto tiempo tuvimos la oportunidad de observar muchas enfermedades tropicales típicas, entre ellas: Leishmaniasis, lepra, micosis, SIDA y mordeduras de serpiente. Además de esto observamos todo el espectro del pénpigo, desde la psoriasis hasta la ictiosis. La mayoría de los pacientes no pueden pagar su tratamiento y por eso esperan más de lo debido antes de acudir al médico. Cuando llegan al hospital la enfermedad está ya muy avanzada. Esto es dramático, sobre todo en el caso de infecciones graves y tumores malignos. Pudimos observar estadíos de enfermedades que en las naciones industrializadas sólo pueden verse en los libros. 

Por las tardes ayudabamos en Emergencia o en las diferentes estaciones. Aprendimos diversas técnicas para aplicar inyectables, pudimos hacer suturas, colocar catéters y extraer sangre. Las estaciones son asistidas por estudiantes de medicina del último año, todos se interesaron mucho y siempre se mostraron dispuestos a ayudarnos, nos informaban de casos interesantes y se tomaban bastante tiempo para explicarnos cosas. Pudimos integrarnos bien en el equipo, recibíamos pacientes y los presentábamos al médico de turno que quien comentaba y absolvía nuestras consultas con la debida calma.

Estuvimos cuatro meses en el Perú; viajamos a través de las montañas de la sierra, el desierto de la costa y de la selva; los peruanos son gente orgullosa de su país y en esto tienen razón. Por otro lado la pobreza no es algo que sea característico del Perú, es algo que caracteriza a una buena parte del mundo. Quien trabaje en el ámbito de la salud podrá darse cuenta de esto de una manera especial. Es una experiencia terrible pero que ayuda ver las cosas desde un nuevo punto de vista.

El Perú es rico en su espectro social, en gente maravillosa y en experiencias que tal vez nunca se podrían realizar en nuestro medio, lo que sería una pena.

Maja Korsch, Jens Petersen