PERU`99

(16.05.2011)

Cuando en el otoño de 1998, decidimos viajar al Perú, para absolver allí una parte de nuestro internado como estudiantes de medicina, no sabíamos en qué nos habíamos metido. Aunque el Sr. Görgens nos contaba mucho sobre el Perú y sobre nuestro lugar de trabajo, el Hospital del Niño, nos quedaban ciertas dudas acerca de si la desición había sido la correcta.

En cuanto aterrizamos en el Perú, nos recibieron con mucho cariño y todos nos atendieron con mucha solicitud. El trabajo en el hospital fue muy interesante y los médicos gustosamente nos explicaron muchas cosas, especialmente en lo concerniente al trabajo en cirugía. Se nos permitió mirar todo directamente detrás de los médicos: desde la llegada de la ambulancia hasta el trabajo en la sala de operaciones. Fue muy emocionante.

Pudimos ayudar en operaciones, lo que hizo la cosa muy interesante para nosotros.Lo que nos causó mucha impresión fue sobre todo, el sufrimiento que pasan los padres para poder llevar a sus hijos a un hospital. En muchos casos, estaban en camino varios días antes de que la ambulancia les pudiera ir a recoger.

Pudimos ver muchos casos interesantes que nunca hubiéramos podido observar en un hospital alemán.Dermopatías ocasionadas por parásitos, helmintiasis y una gran cantidad de pacientes con tuberculosis, que en Alemania, felizmente, no se encuentran con tanta frecuencia. Esto se da porque las condiciones higiénicas, el abastecimiento de alimentos y el agua en algunas partes del Perú son muy malos. Sobre todo en los pueblos jóvenes de Lima, los cuales visitamos, y en los que las condiciones de vida son catastróficas.Demasiados niños y animales viven en espacios extremadamente reducidos y bajo las peores condiciones. Nos asustó también la cantidad de basura que está tirada en las calles. 

Lo que más nos impresionó, fue nuestro trabajo en la estación de quemados del hospital. Muchos hogares no cuentan con electricidad y por eso mucha gente cocina a fuego abierto. Esa es una de las causas de tantos accidentes a veces con quemaduras muy graves.Nosotros ayudamos en esta estación hasta en 8 operaciones diarias y nunca olvidaremos ni el aspecto de esos niños, a veces con graves deformaciones ni tampoco las impresiones que recibimos en la sala de operaciones.

Algo definitivamente interesante , fue nuestra experiencia en la estación genética del hospital. No nos hubiéramos podido imaginar antes a qué nivel tan alto se investiga. Pudimos observar con mucha claridad que aquí conocimientos hay, pero que lo que falta muchas veces es el dinero y los medios para aplicarlos. 

En nuestro tiempo libre pudimos conocer bastante de Lima, pero desgraciadamente no nos fue posible ver algo más del Perú; sin embargo Lima tiene para ofrecer muchos atractivos turísticos y lugares interesantes. Conocimos cantidad de gente muy agradable con quienes tuvimos mucho contacto. En buena cuenta, debemos decir que los peruanos son muy amables y atentos. Pero lo que resalta sobre todo en ellos, es su hospitalidad.

Nos gustó también la comida peruana, que es muy buena. Tienen gran variedad de frutas y verduras que a veces ni conocíamos,y que eran mayormente muy ricas. También tomamos mucho "Pisco Sour", el cocktail nacional.

En conclusión, tenemos que decir que el Perú fue lo mejor que nos pudo pasar en nuestro internado. Tanto las experiencias en el hospital como las que tuvimos con los peruanos fueron muy positivas y nos dieron mucho. Ambos esperamos tener alguna vez la oportunidad de regresar al Perú y entonces conocer el resto del país y visitar a los nuevos amigos que ganamos.

Justus & Benedikt